El lanzamiento de Grand Theft Auto V es sin duda el más esperado de todo el año hasta el momento, y con su lanzamiento, muchos han sido los que han intentado aprovechar la temática barriobajera del juego para dar publicidad a su local o para conseguir algo a favor. Por desgracia, no todas estas historias acaban bien.
Una de las más sonadas fue el de una de las tiendas de videojuegos de la cadena EB Games, en Australia. Abriendo muchas de las tiendas a medianoche para vender el juego en su día de lanzamiento, en una tienda de Queensdale decidieron decorar el local con motivos de GTA V, y entre ellos, droga.
GTA V tiene una calificación de R18+ en Australia por su uso de las drogas principalmente, aunque el sexo, su lenguaje, los desnudos y la violencia también tienen parte de la culpa. Los dependientes del local quisieron aprovechar la polémica de las drogas y prepararon una mesa simulada donde parecía que la gente podía esnifar cocaina.
Evidentemente no era droga real y era simplemente un polvo dulce cualquiera utilizado a modo de decorado, pero no han sido pocas las voces que se han alzado en Internet contra la mala forma de obrar de la tienda al promocionar el consumo de drogas, aunque sea en broma y por un videojuego. Esto obligó a que EB Games emitiera un comunicado disculpándose por lo ocurrido. Como nota, no podían entrar menores de 18 años a comprar a la tienda ese día.
En una tienda de Montargis, una ciudad al sur de París, en Francia, también decidieron amenizar el lanzamiento de GTA V con un poco de espectáculo. Sus empleados se vistieron como matones de las bandas del juego, y armados con pistolas falsas, “atracaban” a los clientes cuando les entregaban su copia del juego.
¿El problema? Que no todo el mundo conoce GTA V, así que una persona que pasaba por delante de la tienda y vio a los empleados moviendo las pistolas y amenazando a los clientes, decidió llamar a la policía y avisar de que se estaba produciendo un asalto armado al local. Al cabo de unos pocos minutos aparecían más de una docena de policías armados con pistolas y metralletas dispuestos a hacer lo que hiciera necesario para rescatar a los pobres clientes de la tienda.
El susto que se llevaron los empleados no fue pequeño, pero por suerte, pudieron aclarar enseguida lo que ocurría en una conversación posiblemente bastante vergonzosa.
A la policía no le hizo ninguna gracia el asunto, y uno de los policías avisaba a la prensa de que “podría haber acabado todo muy mal”. Una mala idea por parte del local.
La última historia también se desarrolla en una tienda, pero el protagonismo recae sobre unos clientes. Esta vez nos trasladamos a Nueva York, a Staten Island, donde tres jóvenes decidieron vestirse como policías y acercarse a una tienda del centro comercial de la ciudad a fingir estar comprobando la seguridad ante la avalancha de gente y, de paso, aprovechar para saltarse la cola de cientos de personas que había para comprar su copia.
Uno de los tres era un ayudante de la policía de Nueva York, y otro de ellos hijo de un policía retirado, así que sabían cómo comportarse. Para ello utilizaron un coche de policía que habían conseguido anteriormente en una subasta de la policía, equipado con sirenas y todo. El trabajo fue bastante convincente, y hasta el guardia de seguridad del centro comercial les ofreció café mientras el personal de GameStop les agradecía la seguridad extra. Compraron su juego y se marcharon.
Todo habría sido perfecto de no ser porque cuando se marcharon, hicieron un giro ilegal en U y casualmente allí había un policía aparcado que les vio hacer la maniobra. Detuvo el coche, comprobó que se estaban haciendo pasar por policías y los detuvo. Ahora los tres se enfrentan a una pena de hasta un año de prisión cada uno por lo ocurrido.
Como veis, lo de comprar Grand Theft Auto V tiene su miga, y es que aunque el juego sea amado y odiado a partes iguales por los consumidores de videojuegos, sus ventas van a ser sin duda una de las cifras más altas de todo el año y posiblemente de la generación. Eso sí, si queréis comprar uno, mejor hacedlo en una tienda normal y de forma normal, que luego ocurre lo que ocurre.